La ministra de Salud dio a conocer que el país superó los estándares de calidad, reconocidos por el Instituto Gamaleya y, en breve, comenzará la producción de la vacuna rusa.
La vacuna Sputnik V podrá ser producida en Argentina en un corto plazo, luego de que el instituto Gamaleya (Centro Ruso de Epidemiología y Microbiología líder a nivel mundial) diera el visto bueno a las muestras producidas en el laboratorio bonaerense Richmond, según informó la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
La noticia fue anunciada en una conferencia de prensa en la Casa Rosada el miércoles por la tarde, encabezada por Carla Vizzotti, quien mencionó: «El instituto Gamaleya ha confirmado el control de calidad satisfactoria de los tres lotes de componentes. Son tres lotes consecutivos del componente 1 y tres del componente 2 que se enviaron hace semanas formulados, llenados en Richmond para su control. Vamos a avanzar firmemente en la importación de antígenos», dijo la funcionaria.
Esta confirmación abre la puerta a una producción en el corto plazo que permitiría disponer de las primeras dosis en los próximos 30 días, siempre dependiendo de los pasos de escalado de la «formulación», es decir, el envasado de las mismas.
El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, celebró y afirmó que se trata de «una noticia excelente, porque va a agregar una gran cantidad de vacunas para ser aplicadas en esta campaña de vacunación contra la covid-19, que es la más grande de la historia».
Además, el embajador argentino en Rusia, Eduardo Zuain, dijo este jueves que le produce «mucha satisfacción» que la vacuna rusa Sputnik V comience a ser producida en el corto plazo en el país y destacó que, por este motivo, en el Foro Económico Mundial, que se está llevando a cabo en San Petersburgo, la Argentina es «absolutamente protagonista».
Meses atrás, el Gobierno argentino, a través del Ministerio de Desarrollo Productivo, aportó más de 30 millones de pesos como apoyo financiero a Richmond para mejorar su capacidad productiva, incorporar equipamiento y modernizar sus instalaciones para fabricar la vacuna «rusa».
Fuentes del ministerio explicaron a Télam, oportunamente, que otorgaron «un crédito para capital de trabajo por $29.978.089, financiado con el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (Fondep)», y que otorgarán «asistencia financiera a través del Programa Soluciona, por un total de $13 millones».
También informaron que se agilizaron los trámites para la importación de equipos y del principio activo.
La investigadora del CONICET y la UNSAM que lidera el equipo de investigación de la vacuna argentina para el Covid-19 es hija de desaparecidos y explica que «nunca quiso ser víctima, y por eso todo lo que hago». Además, piensa la vacuna en sentido comunitario y resalta que esta «es una forma de justicia social».
Argentina tiene su propio proyecto para la creación una vacuna contra el coronavirus, la cual se encuentra en etapa de desarrollo preclínica.
Un equipo del instituto de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad de San Martín y de CONICET, lo lleva adelante. Allí trabajan la doctora Karina Pasquevich, doctora Lorena Coria, técnica, Laura Bruno, doctor Diego Álvarez, doctora Eliana Castro, licenciado Lucas Saposnik y licenciada Celeste Pueblas. El equipo es liderado por Juliana Cassataro. Además, participa el Ministerio de Ciencia y la Agencia Nacional de Promoción Científica.
En diciembre terminó los ensayos de laboratorio y se encuentran en una etapa de negociaciones con una empresa nacional para empezar con las fases posteriores, que requieren mayor financiamiento.
La vacuna lleva el nombre Cecilia Grierson, quien se recibió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires el 2 de julio de 1889, y así, se convirtió en la primera médica de Argentina y Latinoamérica.
Cassataro cuenta a Página 12 que su tatarabuela “es una de las primeras feministas de la Argentina y es una de las primeras periodistas de La Plata”, y ese linaje feminista llegó hasta su nieta. Nacida en 1974, Juliana Cassataro estuvo secuestrada varios días desde el 6 de diciembre de 1977, cuando secuestraron a Héctor y Alicia, su papá y su mamá, desaparecidos por fuerzas conjuntas de seguridad en Tres de Febrero, y fueron encontradas por su abuelo paterno en la Casa del Niño, en La Plata. “Yo nunca quise ser una víctima, y por eso es casi todo lo que hago”, comenta la experta.
La investigadora del CONICET y de la UNSAM cataloga al proyecto como “un plan estratégico que es transversal, porque es salud, es ciencia y tecnología, es defensa, es producción, y es economía”, y explica que si bien no pueden pensar una vacuna para 5 años, no trabajan para la semana que viene “porque es imposible hacer una vacuna en esos tiempos”.
La vacuna, una forma de hacer justicial social
Frente a la pregunta por la liberación de patentes, la Doctora indica que, si bien compartir las tecnologías tiene un sentido humanitario fundamental, las empresas van a seguir ganando porque “falta la tecnología fina” y “el formato de cómo hacerlo no es tan fácil”. Quizás, pueda contribuir en la investigación para aportar ideas, pero insiste en que “no es tan fácil copiar” y, sintetiza, “lamentablemente, si vos sabes cómo trabajan las empresas, cómo son las tecnologías, el grado de control y formato de cómo se hacen las vacunas, es algo muy fino, que no se hace de un día para el otro.”
Por otro lado, Cassataro explica que lo mismo le sucede a ellas como investigadoras porque “lo que uno puede hacer en un laboratorio de investigación es muy chico en comparación del proceso que sigue después en una empresa” y agrega “ojalá se pudiera hacer en el Estado, pero no están esas capacidades actualmente, para todo el proceso de producción y escalado del producto que es una vacuna”.
No es como hacer un producto de galletitas, es distinto, es algo con un proceso tecnológico muy fino. Es importante remarcar es que nosotros podemos ser buenísimos investigadores, pero después hay otra parte de un trabajo muy grande, que es toda la capacidad de producirla, de manufactura.
En relación al discurso anti vacunas, la investigadora siempre recuerda lo que sucedió con el polio, un virus que provocó la muerte del hermano de su abuela, y luego vieron como a través de la vacuna la gente ya no se moría ni se enfermaba. «Si se encuentra una vacuna que prevenga, es de las mejores herramientas y por eso es importante, para ahora y para el futuro, gente especializada», considera.
Ojalá veamos cómo con la aplicación de esta vacuna disminuye la enfermedad, que ya se está viendo en Israel. Me parece que la discusión ya va a ser más ficticia. Porque la decisión de las vacunas es una decisión como comunidad. No somos individuos, somos parte de una comunidad y por más que mi hijo tenga una buena respuesta inmune, si el compañerito que va al jardín no la tiene, la decisión no la tengo que tomar yo como familia, la tengo que tomar como sociedad. Las vacunas son una forma de hacer justicia social.
La decisión de las vacunas es una decisión como comunidad. No somos individuos, somos parte de una comunidad y por más que mi hijo tenga una buena respuesta inmune, si el compañerito que va al jardín no la tiene, la decisión no la tengo que tomar yo como familia, la tengo que tomar como sociedad. Las vacunas son una forma de hacer justicia social.
Juliana Cassataro relaciona su pasado y su presente. Reflexiona, y conecta: Otra cosa interesante desde el punto de vista de la biología, que es lindo, es que en realidad, lo que vos generas con las vacunas es memoria. Justamente, entonces si hacés un juego de palabras, sí tiene que ver un poco con mi historia. Porque justamente el cuerpo recuerda, y es la respuesta de memoria la que te protege. Entonces, también hay una cosa ahí, si la querés mezclar. Sin haberlo querido, porque yo esto nunca lo pensé. Siempre me gustó hacer esto, trabajar en vacunas, en algo de la vida y de salvar, independientemente de quién sea. Pero si lo pensás, justo es una palabra que usamos los inmunólogos todo el tiempo y que también define a mi familia.
«Estamos trabajando con el laboratorio que está interesado en fabricarla, y por terminar algún ensayo preclínico que falta, por lo que en unos meses estaríamos entrando en una fase 1», explicó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación.
El ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Roberto Salvarezza, aseguró este viernes que «venimos bien» con el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus que científicos argentinos realizan en la Universidad de San Martín (Unsam), y estimó que «en unos meses comenzará la fase 1, por lo que en un año y medio podría estar lista».
«Venimos bien, estamos trabajando con el laboratorio que está interesado en fabricarla, y por terminar algún ensayo preclínico que falta, por lo que en unos meses estaríamos entrando en una fase 1″, explicó el Ministro en diálogo con radio El Destape.
Mientras que, al ser consultado por los tiempos, agregó: «En el horizonte de un año y medio podemos tener una vacuna argentina a proteína recombianante, que es lo que esta bajo trabajo de investigación en la Universidad de San Martín».
Sobre el desarrollo, Salvarezza opinó que es «muy importante» porque «este tema que a uno le preocupa mucho, es que esta pandemia vuelva en forma cíclica, o periódica, porque como en el caso de la influenza tenemos que vacunarnos todos los años y entonces es muy importante que la Argentina pueda desarrollar una vacuna propia».
«Hoy fabricamos vacunas pero de la Universidad de Oxford, lo que queremos es que la Argentina no solo pueda fabricar la vacuna, si no diseñar la vacuna y poder fabricar en la Argentina una propia, hecha por científicos nacionales», explicó.
Finalmente, el titular de la cartera científica destacó como un «hecho importante» la construcción de la nueva planta del laboratorio Richmond, que acordó el Fondo Ruso de Inversión Directa la fabricación de la vacuna Sputnik V.
«Tendríamos, yo diría, cada vez mayor capacidad para el diseño y producción de vacunas y eso es clave para la salud de la población, y no podemos perder de vista», concluyó.