En el último año cayó la actividad en siete de cada 10 empresas constructoras
La decisión del gobierno de cambiar el marco regulatorio para el acceso de las empresas constructoras a la obra pública sumó un factor de distorsión a un sector que viene de un año y medio de estancamiento forzoso y con perspectivas cada vez más complicadas.
La Disposición 24/25 de la Oficina Nacional de Contrataciones, que se publicó el lunes en el Boletín Oficial, creó una nueva metodología de cálculo y vigencia de la calificación de los contratistas de obra pública que habilitó a compañías extranjeras a competir por las obras en igualdad de condiciones con las firmas nacionales.
La novedad coincidió con el último tramo de los preparativos de la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), que se realizará este martes en La Rural.
La organización preparó un programa pensado para abordar la coyuntura del sector, pero el tema que introdujo la Disposición 24/25 no estaba contemplado.
El presidente de Camarco, Gustavo Weiss, le bajó el tono a la cuestión. En diálogo con Tiempo, expresó que la cámara no tenía previsto opinar específicamente sobre lo publicado y recordó que ya se había manifestado en contra de la eliminación del Registro Nacional de Constructores de Obras Públicas, que se formalizó en febrero pasado en el marco del Decreto 105/25.
Sobre el acceso de jugadores extranjeros al mercado de la obra pública, un factor que el gobierno destacó especialmente, el empresario consideró que estaba garantizado con la normativa previa.
El DNU 105/25 y la Decisión 24/25 son correlativas y se enmarcan en la meta oficial de cambiar radicalmente un sistema que descalifica públicamente bajo acusaciones de corrupción sistemática y cartelización.
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, ponderó que la decisión 24/25 alienta la competencia en el mercado y da por terminado el sistema que aseguraba la cartelización por parte del grupo de empresas hasta ahora dominantes.
En otros análisis, Weiss señaló que la “abrupta” caída del empleo en el sector se relaciona con el estancamiento de la obra pública y comparó la situación con 2001, el año del estallido social que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa.
Los puestos caídos llegaron a 100 mil entre mediados de 2023 y el primer semestre de 2024, precisó el titular de Camarco. Después de esa fecha se generó una meseta que persiste en la actualidad.
El panorama es desolador, pero el empresariado asegura que confía en que el gobierno cumplirá con su promesa de terminar las obras que se suspendieron cuando estaban en pleno desarrollo.
En la semana también se difundió el 26° Estudio de Opinión Construya (EOC), del Grupo Construya sobre expectativas y dificultades de la actividad de la construcción y el mercado inmobiliario, con respuestas de 506 operadores de todo el país recolectadas entre el 31 de marzo y el 25 de abril.
El 44% de los consultados respondió que en el último año su actividad cayó más del 20%; el 15% aseguró que su actividad cayó entre el 10% y el 20%; y el 10% consignó una caída menor al 10%. Sólo un 2% consignó que su trabajo mejoró más del 20 por ciento.
Entre las empresas constructoras puntualmente el 37% afirmó que en el último año su actividad disminuyó más del 20%; a la par de un 17% que reportó una caída de entre el 10% y el 20 por ciento. Otro 17% de los consultados expresó que su actividad creció entre un 10% y un 20 por ciento.
En la división por regiones, las constructoras sufrieron más en la Patagonia, donde el 62% de las empresas consultadas reportó una caída de más del 20% en los últimos 12 meses. En el NOA respondió igual un 54% de las encuestadas del sector.
A la hora de señalar las principales dificultades para desarrollar negocios, el 23% indicó un mayor costo de construcción y un 15% optó por la baja demanda del mercado. En tanto, un 13% destacó la incertidumbre por el tipo de cambio.
En el caso particular de las constructoras, el 27% señaló como obstáculo principal la cuestión de los costos para construir.
En cuanto a las expectativas para el próximo año, el 29% prevé que su actividad se mantendrá estable; el 21% proyecta que crecerá menos del 10% y el 20% espera una mejora de entre el 10% y el 20%. A contramano, un 11% cree que sus negocios van a caer por encima del 20%.
En el caso de las constructoras, la mayoría (31%) calcula que su actividad se mantendrá estable.