A diez años del primer «Ni Una Menos», la lucha sigue en un contexto crítico para los derechos de las mujeres
Se cumplen diez años del primer grito, de la primera movilización masiva en los alrededores del Congreso Nacional, donde las mujeres dijeron «basta», y las calles se tiñeron de violeta tras el repudio al femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años asesinada en Santa Fe. Un caso entre tantos, pero que marcó un antes y un después, e impulsó a miles de mujeres a transformar el miedo y la bronca en lucha organizada.
Muchos logros y conquistas vinieron después de ese día: avances innegables y un piso de conciencia instalado en la sociedad. La organización territorial y las marchas masivas se tradujeron en políticas públicas y leyes que buscaban proteger frente a la violencia patriarcal, una violencia que se llevaba —y se sigue llevando— la vida de una mujer cada 24 horas en nuestro país.
Hoy, bajo el poder del Gobierno encabezado por Javier Milei, una gestión abiertamente patriarcal, misógina y machista, la famosa frase de la intelectual feminista Simone de Beauvoir resuena más que nunca: “No olviden jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, deben permanecer vigilantes toda la vida”.
El gobierno nacional y sus aliados mediáticos y económicos tienen a las mujeres y al colectivo LGTBIQ+ entre sus principales enemigos declarados. La brutal eliminación y recortes de todos los programas estatales que cumplían un rol en materia de protección de derechos ponen en peligro a millones de mujeres en sus hogares, dejándolas liberadas a su suerte y en total abandono.
Esta impronta patriarcal de la gestión del ejecutivo nacional se combina, además, con un clima de violencia social general fomentado por el Gobierno y una lógica represiva que instala una violencia institucional constante en las calles.
Al presidente Javier Milei ya no le queda sector de la sociedad por atacar: jubilados, personas con discapacidad, niños y niñas enfermos, homosexuales y mujeres. Todos ellos, además, trabajadores y trabajadoras que sufren no solo la discriminación y los agravios, sino también las consecuencias de la crisis económica que golpea duro en todos los hogares de clase media y baja del país.
Desde el Partido Justicialista, encabezado por la expresidenta Cristina Kirchner, publicaron hace algunas horas un comunicado en el marco de los 10 años del primer Ni una Menos, cuyo titular es: «A 10 años del Ni una Menos, la deuda es con Nosotras», que denuncia de forma abierta estas políticas de abandono y crueldad del Gobierno nacional contra las mujeres y disidencias: «El Gobierno de Javier Milei no solo destruyó las políticas con perspectiva de género, sino que también se ocupa permanente de intentar llevar una problemática palpable y concreta como es la muerte de mujeres y disidencias a un plano ideológico y burdamente politizado. La mujeres mueren y el Gobierno le carga al cordero la culpa del lobo».
Si tenemos en cuenta, además, que son las mujeres las que se ocupan de forma casi total de las tareas de cuidado, y por ende, de la reproducción social y económica del sistema productivo en general, entendemos que cualquier recorte tanto en el ámbito de género, como de salud, educación, discapacidad, cultura, etcétera, repercute directamente en su calidad de vida. Es decir, cuando se elimina la protección del Estado como ordenador social, ahí están las mujeres poniendo el cuerpo para paliar esa falta. Cuando los hijos, o padres, quedan desprotegidos en sus derechos básicos, son las mujeres las que cuidan, las que deben duplicar su esfuerzo cotidiano. Esto también es violento y las pone en una situación cada vez mas crítica.
«Al Gobierno que quiere encasillar nuestra lucha en ‘agenda Woke’, le decimos que nuestra agenda feminista es profundamente nacional, popular, democrática y federal. Nuestra agenda es la de la jubilada en lucha, la del dolor de una familia en la que la madre ya no está, y la de la trabajadora que mataron. Nuestra agenda es la de una patria con todos y todas», sentenció el comunicado del PJ Nacional, que en su ultimo párrafo convoca a la movilización callejera: «Este 3 de junio, reivindicamos la vida de las mujeres de nuestra Argentina. Como cada año, nos encontramos en las calles a lo largo y ancho de nuestra Patria para decir, más fuerte que nunca: «Ni una menos, vivas nos queremos».
Frente a esta crítica situación, municipios como el de Moreno resisten profundizando políticas públicas que buscan proteger a las mujeres y diversidades con programas como los Puntos Violeta, que ya son todo un emblema en la provincia de Buenos Aires, y con una practica política con perspectiva de género transversal a todas las medidas que se toman desde el Gobierno local. Pero la crisis social es cada vez más dura, y la violencia se profundiza en los hogares de todo el país.
En lo que va del 2025, se registraron en Argentina 109 femicidios. Mujeres asesinadas, en su mayoría por sus exparejas o parejas actuales. Muchas de ellas habían realizado denuncias previas contra los agresores. Mientras tanto, en noviembre del 2024, el Ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, defendió un proyecto de ley contra las supuestas denuncias falsas y sentenció: “Se creó una concepción hipócrita de que la mujer no miente, de ‘hermana, te vamos a acompañar, tenés que denunciar’. Y eso no es siempre así. Gran parte de las falsas denuncias son por violencia y producen daños irreversibles”. Para muestra de la crueldad y el odio machista basta un botón. Con este Gobierno nacional las mujeres están en peligro, la lucha por el Ni una Menos se hace cada vez más necesaria y urgente.