miércoles, julio 3, 2024
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Las ollas populares de Moreno no llegan a alimentar a las y los vecinos que sufren el ajuste del gobierno nacional 

Los primeros tres meses del gobierno están marcados por una inflación que alcanzó 71,3% y despidos masivos. La Argentina atraviesa una fuerte crisis económica y social, producto del brutal ajuste del gobierno nacional. Quienes no están en el territorio “no la ven” a la brecha social que se amplía día a día y la cantidad de argentinos y argentinas que son arrojados a la pobreza o a la indigencia. En el barrio de Los Hornos está Marta, una mujer que hace más de 15 años trabaja en el comedor de la comunidad. Ella si la ve, “de un mes al otro pasamos de 420 viandas a casi 500, cada vez viene más gente, por suerte nos ayuda el Municipio, Caritas y la Iglesia Sagrado Corazón, pero no sé cómo vamos a hacer el mes que viene con las cosas el doble”, afirmó. Mientras tanto, el Ministerio de Capital Humano se niega a brindar asistencia alimentaria a los 40 mil merenderos y comedores de la Argentina.  

De acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos, la inflación en el mes de febrero fue del 13,2% y alcanzó el 36,6% en los dos primeros meses de 2024. El número de febrero es mayor al pico de 12,8% del año pasado, y, sin embargo, para el presidente Javier Milei es “un numerazo”.  Cabe recordar que, en diciembre, tras la devaluación y los primeros tarifazos, la inflación fue del 25,5%; y en enero, 20,6%.  Con este nuevo índice, la inflación acumulada durante los primeros tres meses de gobierno de Milei fue del 71,3%.   

En sólo tres meses la inflación escaló de forma galopante y arrojó a miles de argentinos y argentinas a la pobreza y a la indigencia. Y si bien, el presidente afirma que van a solucionar el problema de la inflación, lo cierto es que la brecha de desigualdad creció exponencialmente, y va a seguir creciendo, porque tal como declaró Milei “todavía quedan meses de inflación alta”. Más aún, a los pésimos números inflacionarios se suman las olas de despidos, el mismo Milei destacó haber echado a 50.000 empleados públicos y cortar “de cuajo” la obra pública, Lo hizo en una reunión con empresarios rurales a principios de marzo, donde afirmó que “sigue el ajuste fiscal, esto es licuadora o motosierra”. 

Mientras que las medidas económicas que reflejan el brutal ajuste del gobierno implican una caída abrupta de los ingresos, miles de argentinas y argentinos fueron empujados a la pobreza o la indigencia y deben ir hoy a buscar comida a una olla popular. A esto se suma el congelamiento de la asistencia alimentaria, por parte del gobierno nacional, a comedores y merenderos.

Con la excusa de la intermediación o la filiación política de las personas que cocinan en comedores, merenderos y ollas populares, decidieron el desabastecimiento de mercadería a más de 40 mil espacios. La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, aún no ha dado respuesta a los reclamos que las organizaciones le plantearon sobre la política alimentaria, a pesar del golpazo que está significando para las familias más pobres el combo de devaluación y no renovación del programa de precios regulados por el Estado. El Potenciar Trabajo también sufre el ajuste, todavía no es claro que van a hacer, pero anuncian a través de redes sociales que van a dejar sin su sueldo a millones de trabajadores y trabajadoras que en este momento están trabajando en las unidades productivas y cooperativas de la Argentina.  

El resultado es una situación inédita y de gran gravedad para los más desprotegidos. Lo que hasta acá fue descripto en cifras, es la realidad misma que se expresa en los diferentes barrios de Moreno. Cuando uno camina, está y vive en el territorio, nadie le puede decir que “no la ve”, a la realidad.  

En el barrio de Los Hornos está Marta, una mujer que hace más de 15 años trabaja en el comedor de la comunidad, dando de comer y ayudando a más de más de 400 personas todos los días. Desde Moreno Primero conversamos con ella, quién nos contó que “la crisis nos está afectando mucho a los comedores porque día a día hay más demanda, acá teníamos una demanda de 420 viandas, y de un mes al otro tenemos casi 500 viandas, porque día a día cada vez se acercan más familias, hasta que llega un momento que tenemos que decir que no tenemos más”. 

Marta explica que “la demanda es muy grande porque hay mucha necesidad, y nosotros en vez de subir los cupos deberíamos bajar, pero no bajamos, porque tenemos ayuda del Municipio, módulos alimentarios, de Caritas, de la Iglesia Sagrado Corazón, y la podemos sobrellevar, pero antes comíamos milanesa o un par de carne, y hoy comemos guiso o fideos con tuco”.  

A Marta nadie se la cuenta, vive allí, donde “se nota mucho la crisis, nuestro barrio está necesitado, y hay muchas ollas populares”, y también se preocupa por los otros centros, “no sé qué vamos a hacer el mes que viene con las cosas al doble y con tanta demanda, yo agradezco a dios que tengo ayuda, pero no terminamos de llenar pancitas, y hay otros centros que están en la misma situación”. No reciben ayuda del gobierno nacional y el comedor de Los Hornos sufre el ajuste del gobierno. Aun así, continúan como pueden, “si fuera por mí cocino todo el día, y tengo un gran equipo de 12 personas, unas chicas muy responsables, buenitas y super trabajadoras y comunitarias, que cuando decimos que no hay salen corriendo a buscar un paquete de fideos”. 

Su trabajo, no es menos que darle un abrigo, cariño, comida, ropa o acompañar al hospital a personas que no tienen con quién o cómo hacerlo. Asistiendo a todos los que llegan al lugar en busca de ayuda desde que abrió el comedor hace más de 15 años, Marta no busca otra cosa que ayudar al otro y dar ejemplo para que otras personas, o sus hijos como ella les dice, la sigan y aumente cada vez más la solidaridad en la comunidad. 

La fuerza para seguir sale del corazón, de la conciencia y del recuerdo. “Lo hago porque me nace, porque fue muy grande la necesidad que yo tuve en un momento -cuando hacíamos truque-, y recuerdo mucho esa época hoy en día, donde un comedor me ayudó y me alimentó a mis hijas. Por eso lo hago, con mucho amor, con mucha gratitud y con mucho respeto”.  

Frente al contexto actual, insiste, “esto día a día viene peor”, por lo que le pide al presidente “que haga su trabajo pero que no toque a los niños, y mucho menos a los más vulnerables”, y concluye, “me da mucha impotencia el presidente que tenemos y no sé hasta dónde va a llegar”.